El contexto actual del deporte se encuentra caracterizado por la globalización, mezcla de procesos positivos que logran acortar las distancias entre los países relacionándolos en la interacción de distintas culturas y, procesos negativos por los cuales los países dominados pierden su identidad ante los poderes financieros de aquellos que se sostienen y se fortalecen.
Entre
estos, se juega la privatización y la manipulación de los medios de
comunicación donde impacta todo proceso global a partir de los
avances tecnológicos y las políticas centralizados en la economía
que pretende una cultura monopolizada.
Lo que
deviene en tiempos de crisis, cambios de paradigmas,
desestructuraciones de las redes deportivas de las que se desprenden
las más íntimas problemáticas que abarcan al sujeto deportista,
mientras sueña y construye su destino.
Es de
necesidad nacional descomprimir las instituciones globales que
abarcan este deporte, lo utilizan y lo determinan, para que pueda
conservarse la significativa pasión social que lo identifica.
En
este contexto, los grupos de profesionales
que juegan futbol se encuentran y desencuentran en la cancha para
responder al espectáculo, y allí se juegan las identidades que
cuentan luego la historia del deporte, donde el juego no es solo del
sujeto que juega a la pelota si no del que lo sigue y lo toma como un
modelo.
Por
otro lado, está el hincha, que hoy sigue a su hinchada más que al
gol de su ídolo, porque la hinchada ¨
lo organiza y lo contiene ¨,
entonces la pasión se va de la cancha y el juego solo viste una
bandera con símbolos politizados que decae en la violencia que hoy
lo protagoniza.
Es en
el deporte donde se forman las
integraciones de los equipos, sus habilidades psicomotrices y sus
niveles psicofísicos, como también los vínculos Inter y
extradeportivos y los sueños de aquellos que esperan llegar a serlo
todo, copiando las conductas del modelo, sean estas dirigidas o no a
la construcción del deporte.
En
el análisis de esta situación, el juego deportivo es una ideología
social que genera modelos representativos ejerciendo una poderosa
influencia sobre el ámbito de los clubes, siendo estos centros
educativos y comunitarios que contienen a los que comienzan en los
valores sociales, se hace imprescindible afrontar problemáticas que
intervienen en los grupos desde los factores externos que los afectan
para que puedan mantenerse en un juego limpio y grupal.
El
deportista, entonces, queda expuesto en una actitud contradictoria
entre la realidad social que sostiene múltiples presiones que
paralizan el juego lúdico que debe conservar el deporte sosteniendo
aún su naturaleza competitiva y la superación de metas y el
compromiso con el mismo y con el grupo de pertenencia que se
manifiesta ante toda esa presión.
Entre
las demandas socioeconómicas y sociopolíticas que manejan estos
sucesos violentos se pierde la búsqueda del resultado en el gol,
siendo el poder quien lo gestiona.
Entonces,
el espacio de juego se transforma en un espacio de enjuiciamiento,
donde la conducta del futbolista, a merced del rol social que cumple,
se paraliza pasando a ser el espectador de la violencia
institucional, convirtiéndose a su vez, desde la actitud que adopta,
en un violento mas.
Por
otra parte, tratar de obtener
explicaciones y comprender los hechos esta sujeto a su propia
necesidad de seguir el juego, de respetar el deporte, sacar del curso
la violencia, suceso que en el mismo momento entra en la historia.
Es
posible para el sujeto deportista hacerse cargo, quedando parado en
el centro de la cancha en un rol condicionado a lo que se espera del
el? La polémica juega su papel entre las organizaciones que
discuten un posicionamiento de poder, donde el objetivo político y
económico es más importante que el fin social que tiene el deporte.
Se
siente contenido el jugador, mientras lo
impacta el acontecimiento que detiene la pelota y suspende el juego?
Se proyecta ahí toda necesidad que el jugador tiene de conservar su
imagen y su trascendencia en el histórico social, siendo la
violencia la nueva ideología deportiva, donde se pone en juego la
cultura.
Los
grupos se rotulan desde las grandes convocatorias de masas donde se
mediatizan las instituciones quedando involucrados en este modelo de
estructura deportiva que imponen su consumo como estilo de vida
también en los vínculos extradeportivos.
Benger
Mariel
Integrante del Curso Introductorio Psicología Social y Deporte